viernes, 20 de marzo de 2009

Partida de Damas

Cuenta Martín Buber (1878 - 1965) la siguiente historia en "El Camino del hombre":

Una vez Rabí Nahúm, entró de improviso en una Yeshivá (escuela religiosa judía) y se encontró con que dos de sus alumnos se encontraban quitadísimos de la pena jugando una partida de damas. Cuando lo vieron entrar, los muchachos se pusieron de pie avergonzados, y pidieron discúlpas al maestro por perder el tiempo en cosas tan poco útiles para el servicio de Dios.

Rabí Nahúm, haciendo un gesto con la mano, les rogó que continuaran con la partida. "Pero, -les preguntó-, ¿Conocen ustedes las reglas del juego de damas?" Como los muchachos no habrían la boca, el maestro continuó: "Pues si no las saben, yo os las diré:
Primero, no se puede hacer dos pasos a la vez.
Segundo, se permite ir solo hacia delante y nunca hacia atrás.
Tercero, cuando uno ha llegado muy alto, puede ir donde quiera".

De esta manera el maestro, aprovechando las reglas de un sencillo juego de mesa, había enseñado a sus discípulos las reglas del juego de la vida.

En efecto, para progresar verdaderamente en ella es necesario dar un solo paso a la vez, y rechazar la tentación de querer dar dos. Esto es sumamente importante para conservar la calma y la fuerza. "Mil kilómetros comienzan con un solo y pequeño paso", dice un refrán oriental. ¿A quién no le ha sucedido alguna vez que, al despertarse y repasar mentalmente los compromisos del día, se siente preso de un cansancio casi mortal? Las citas, las reuniones, las idas y venidas que habremos de dar a lo largo de la jornada que está por comenzar, se agolpan al mismo tiempo abrumandonos y nos derrotan por anticipado.

El humor empieza entnces a agriársenos. Y con el cansancio viene también la amargura. ¿En dónde está el error? En haber querido aunque solo sea mentalmente, dar mas de un paso a la vez, cuando lo único que debimos hacer en ese momento de la mañana era anudar con elegancia las agujetas.

Caminar a pequeños pasos significa hacer la cosa de turno con pasión y rehusarse a empezar a hacer mentalmente lo que sigue; es por así decir, hacer lo que hacemos y sólo eso. Nada hay más desalentador que las anticipaciones. Caminar a pequeños pasos es negarse a vivir, inquietos por el futuro.

No debemos nunca dar dos pasos a la vez. Esto ha sido dispuesto incluso por la naturaleza de una manera admirable: dando dos pasos al mismo tiempo -uno detras del otro- podemos saltar, pero nunca caminar correctamente. En el orden físico, quién da dos pasos a la vez, corre el riesgo de caerse. Y lo mismo sucede en el órden psicológico, la vida no nos pide nunca más que un paso a la vez, y este es el único que se nos exige dar.

Imagino que eso es lo que quería decir Rabí Nahúm cuando explicaba a sus alumnos la primer regla del juego de damas. ¡Sabia lección!.
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Pbro. Juan Jesús Priego

2 comentarios:

Anónimo dijo...

excelente!!!

Anónimo dijo...

Muy buen consejo... Que alivio saber que de esa manera mejor nos salen las cosas...Así debe ser..., no agobiarnos con los afanes de la vida!!

Y.J.

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