viernes, 11 de marzo de 2011

Se lo debo al calcio


Hace unos momentos mientras me lavaba los dientes, estaba viendo en tv un comercial de pastillas de calcio para las mujeres. Te explican que si no las tomas, un día se te van a romper los huesos y quien sabe que cosas mas; dándote como ejemplo una torcedura de tobillo por bajar las escaleras usando tacones.

En fin, ese anuncio de tv se me hizo tan curioso porque apela al miedo que te puede dar el pensar que un día se te rompa el tobillo y lo pudiste haber evitado simplemente no ignorando el anuncio y yendo a comprar las benditas pastillas para tomarte una cada mañana.

Precisamente, en el mismo instante en que estaba viendo el anuncio, pensé: "para qué necesitaría yo tomar una pastilla de calcio si toda mi vida he tomado leche".

Siempre, desde que tengo memoria, he tomado leche y aun lo sigo haciendo. Me caí de la azotea cuando tenía quizá unos 7 años, me he dado unos golpes fuertes y solo se me pone morado. Me he caído de la moto digamos tres veces (hoy fue la tercera), me he machucado, cortado, golpeado, etc. Nunca jamás me he fracturado; es mas, ni siquiera he estado cerca de eso. Incluso una vez fui con el dentista y el médico me dijo que me iba a demandar porque no podía escarbar en mi muela con sus taladros y le estaba saliendo muy caro. En fin, pienso que se debe a que nunca he dejado de tomar (y disfrutar) mi vaso de leche todos los días.

Creo que si llevas un buen habito durante toda tu vida, ni siquiera te das cuenta cuando ese habito te ayuda a superar algún problema. Eso se lo puedo deber y agradecer a mis papás, quienes siempre y desde niños nos han enseñado a comer sano a mis hermanos y a mi, entre otras cosas igual de positivas. Creo que así soy (creo), con mi hija, también me gusta darle cosas nutritivas para comer. Espero algún día diga lo mismo de mi y sobre todo, les herede esas costumbres sanas a sus hijos.

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