Siempre había pensado que un vicio es algo que te perjudica y a la vez está disfrazado de algún placer banal; llámese fumar, tomar alcohol, etc.
Hoy, después de algún tiempo teniedo este sentimiento como de hartazgo, me doy cuenta de que quizá yo también he tenido durante mucho tiempo un vicio. Aunque no tan dañino como los antes mencionados, uno que quizá mucha gente tambien tiene: el de tomar Coca-Cola.
Comenzaré mi historia diciendo que ningún refresco me ha dado tanto gusto y placer como la Coca-Cola. De hecho no tomo otro refresco a menos que no haya Coca. Lo único que si nunca tomo y sin exagerar prefiero morir de sed, es la Pepsi (porque esta comprobado y puedo jurarlo que me hace daño).
Hace ya un mes inicié unos cursos para mi trabajo, los cuales estuvimos llevando en unas aulas y sólo salíamos a tomar un descanso y aprovechaba para comprarme algo. Adivina qué?... Exacto: una Coca.
Debo aclarar que no era una Coca cada dos horas (lo cual no me importaría); pero si era una o quizá dos diarias dentro de esas aulas en las cuales, al pasar las horas, se iban haciendo más calurosas. Esa misma Coca que empezaba deliciosamente fría, conforme avanzaba el tiempo se calentaba y perdía sus burbujas, lo cual me desagradaba bastante y aun así me la terminaba.
LLegué al grado de empezar a disgustarme de su sabor y aun así seguía tomandola; esto me hizo entender que quizá la gente siempre tuvo la razón cuando decía: "el vicio". Yo nunca lo tomé asi, nunca vi el hecho de tomar Coca-Cola como un vicio y aqui viene lo bueno.
Empecé a pensar que siempre estuve en un error con respecto a mi idea de 'vicio', el cuál quizá no tiene que ser tan dañino para uno mismo o molesto para los demás como para calificarse así.
Hice un experimento el cual aún estoy llevando a cabo: me propuse a mi mismo, dejar de tomar Coca-Cola durante un mes (si es posible, más).
El resultado que obtuve de inmediato fué este: no me pude imaginar sin tomar Coca al menos una semana. Ahí está mi respuesta definitiva de que en efecto, yo tengo un vicio no tan fácil de dejar. Sin embargo, lo intentaré.
Quizá al final me ponga un poco menos ansioso. Quizá la Coca-Cola no sea la primer cosa en la que piense al tener sed o al entrar a una tienda. Y lo mejor: quizá le vuelva e encontrar el gusto a su sabor despues de terminar con estas vacaciones lejos de ella; porque al final, sé que no la voy a dejar.
Hoy, después de algún tiempo teniedo este sentimiento como de hartazgo, me doy cuenta de que quizá yo también he tenido durante mucho tiempo un vicio. Aunque no tan dañino como los antes mencionados, uno que quizá mucha gente tambien tiene: el de tomar Coca-Cola.
Comenzaré mi historia diciendo que ningún refresco me ha dado tanto gusto y placer como la Coca-Cola. De hecho no tomo otro refresco a menos que no haya Coca. Lo único que si nunca tomo y sin exagerar prefiero morir de sed, es la Pepsi (porque esta comprobado y puedo jurarlo que me hace daño).
Hace ya un mes inicié unos cursos para mi trabajo, los cuales estuvimos llevando en unas aulas y sólo salíamos a tomar un descanso y aprovechaba para comprarme algo. Adivina qué?... Exacto: una Coca.
Debo aclarar que no era una Coca cada dos horas (lo cual no me importaría); pero si era una o quizá dos diarias dentro de esas aulas en las cuales, al pasar las horas, se iban haciendo más calurosas. Esa misma Coca que empezaba deliciosamente fría, conforme avanzaba el tiempo se calentaba y perdía sus burbujas, lo cual me desagradaba bastante y aun así me la terminaba.
LLegué al grado de empezar a disgustarme de su sabor y aun así seguía tomandola; esto me hizo entender que quizá la gente siempre tuvo la razón cuando decía: "el vicio". Yo nunca lo tomé asi, nunca vi el hecho de tomar Coca-Cola como un vicio y aqui viene lo bueno.
Empecé a pensar que siempre estuve en un error con respecto a mi idea de 'vicio', el cuál quizá no tiene que ser tan dañino para uno mismo o molesto para los demás como para calificarse así.
Hice un experimento el cual aún estoy llevando a cabo: me propuse a mi mismo, dejar de tomar Coca-Cola durante un mes (si es posible, más).
El resultado que obtuve de inmediato fué este: no me pude imaginar sin tomar Coca al menos una semana. Ahí está mi respuesta definitiva de que en efecto, yo tengo un vicio no tan fácil de dejar. Sin embargo, lo intentaré.
Quizá al final me ponga un poco menos ansioso. Quizá la Coca-Cola no sea la primer cosa en la que piense al tener sed o al entrar a una tienda. Y lo mejor: quizá le vuelva e encontrar el gusto a su sabor despues de terminar con estas vacaciones lejos de ella; porque al final, sé que no la voy a dejar.
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